En las tardes porteñas, cuando el teléfono suena de golpe, siempre hay que desconfiar de números raros como este. Sin quejas específicas por ahora, pero en Buenos Aires estos llamados suelen ser timadores disfrazados o vendedores pesados. No des datos personales ni confirmes nada por teléfono; mejor colgá y chequeá en fuentes oficiales. Si persiste, blocquealo directo y reportalo a la app de spam de tu operador. Mantenerse alerta evita dolores de cabeza, che, porque una charla inocente puede terminar en quilombos bancarios. Usá identificadores de llamadas para filtrar.
Intentaron convencerme de una supuesta oferta de crédito, pero resultó ser una estafa.
